¡Claro! Empezar a hacer ejercicio es emocionante, pero para que realmente veas resultados, la disciplina es clave. Cuando hablamos de disciplina, no se trata solo de obligarte a ir al gimnasio o salir a correr. Es más bien un compromiso contigo mismo de mantener una rutina constante, sin importar si tienes ganas o no.
Imagina que tu cuerpo es como una máquina. Si la usas regularmente, se mantiene en buen estado; si no, se oxida. En términos más científicos, cuando haces ejercicio de forma constante, tu cuerpo comienza a adaptarse: tus músculos se fortalecen, tu resistencia mejora y tu sistema cardiovascular se vuelve más eficiente. Pero todo esto solo ocurre si le das al cuerpo un estímulo regular.
Al principio, es normal que cueste. Tu cerebro te va a decir que es mejor quedarse en el sofá que salir a moverte. Ahí es donde entra la disciplina. No es solo cuestión de fuerza de voluntad, sino de crear un hábito. Y como cualquier hábito, al principio cuesta, pero una vez que lo tienes, se convierte en parte de tu rutina diaria.
Además, la disciplina también te ayuda a evitar el riesgo de lesiones. Si te saltas sesiones o haces ejercicios de mala forma porque estás apurado, te estás poniendo en peligro. Mantener una rutina te asegura que avances de manera segura y efectiva.
En resumen, empezar a hacer ejercicio es genial, pero la disciplina es lo que te va a llevar al siguiente nivel. No se trata de ser perfecto, sino de ser constante. Con el tiempo, tu cuerpo te lo agradecerá, y te sorprenderás de lo que puedes lograr. Por ello el equipo de CX4 TRAINING te llevamos de la mano para lograr ese cambio con la combinación perfecta entre lo que te gusta y lo que necesitas.